ANTICIPADA: 12€ TAQUILLA: 15€ Puntos de venta: Elepe, Bar Princesa, woutick.es
Que una banda de rock and roll española aguante diez años en las trincheras es un mérito en sí mismo. Y si encima su tercer disco viene cargado de argumentos para mantener viva la llama, pues miel sobre hojuelas. The Lizards han seguido su propio camino y han logrado crearse un espacio único en el que se mueven con autoridad y soltura. Hacen lo que les gusta, disfrutan con ello y logran transmitirlo sin problemas, tanto en disco como en sus energéticos directos. ‘Inside Your Head’ es una colección de doce zascas sonoros, que no por esperados son menos gratificantes. La cosa va de rock and roll, hard rock, punk, todo lo que va por medio y alrededores. No inventan nada, pero tampoco engañan a nadie. Es lo que esperas, guitarrazos inmisericordes, resultonas melodías vocales, coros para desgañitarse hasta decir basta y ritmos endiabladamente adictivos que te hacen llegar hasta el final del disco sin apenas haberte enterado. Sin sutilezas ni subterfugios de relleno, el festival de sopapos ya empieza con la inicial ‘What I Am’, se intensifica con la feroz ‘Everybody Sucks’ y así hasta la final ‘Daily Strangers’. El theremin de ‘Psychic Vampire’ le da cierta variedad al disco, mientras que ‘Hurricane’ suena a punk luminoso. ‘No Guts No Glory’ debería sonar en cualquier charla motivacional… o en el entrenamiento de algún equipo de rugby. `State of Shame’ parece un homenaje poco encubierto a Motörhead y seguro que la vacilona ‘Rockers Hate The Summer’ será el himno de muchos cuando empiecen los calores. ‘Inside Your Head’ es casi un libro de estilo sobre cómo hacer un disco de rock and roll (dejémoslo en eso), con agallas, divertido, sexy y con tal energía que la alegría (que la hay) se confunde todo el rato con la mala leche. O quizás, en el fondo, sea lo mismo. Ideal para aquellos momentos en que sólo esperas embestidas sonoras, directas al corazón y a la entrepierna, sin complicaciones, confusos intelectualismos o elaborados discursos, ejem, poéticos. Carla Santacreu (voz y guitarra), Judith Jordan (bajo y coros) y Edgard Beltri (batería) han conseguido hacer sonar, una vez más, la maquinaria de forma implacable e inapelable, para nuestro solaz y deleite. La próxima cita, sobre las tablas. Satisfacción garantizada.