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SEXY ZEBRASEl grupo de rock Sexy Zebras vuelve con un nuevo álbum, ‘Hola, somos los putos Sexy Zebras’, el segundo (o tercero, según se mire) de su discografía. Fiel al nombre, el disco es una afirmación de su esencia, el producto final de un largo trayecto para encontrar un estilo propio.
En su primer disco, “Nada más lejos de la realidad” (2011), el trío madrileño presentó un puñado de canciones que transitaban desde el sonido pop de medios tiempos y baladas como “Despiértame” o “Sólo veo en la oscuridad”, a una suerte de “diet rock” ligero y desenfadado en temas como “Fuego”. Trabajo correcto y poco más.
Con “Volvamos a la selva” (2013) dieron un salto de calidad evidente. Con unas melodías mucho más certeras y trabajadas, mayor ritmo, fuerza y energía, temas como “Corofobia”, “Hasta el amanecer” y sobre todo “Caníbales”, ya vaticinaban los nuevos aires, o mejor dicho, vendavales, que la banda de Hortaleza ha desatado en este tercer álbum, que ahora publican. Su título, es ya toda una declaración de intenciones y refleja a su vez, un cambio de actitud evidente: “Hola, somos los putos Sexy Zebras” y este disco es una explosión de rabia y contundencia, en el que ya no tienen cabida ni los toques pop ni el sonido más acústico de temas como “Libres”, “Hey mama” o “Lobos” que formaban parte de nuestro anterior largo.
El único momento de respiro es esa bucólica, triste y maravillosa “Intro” que podría formar parte de la banda sonora de un spaghetti western. El resto: diez hits en potencia de rock frenético, crudo, sucio y sudoroso. Diez golpes directos al estómago, que se vuelven imparables porque a su fuerza salvaje, se une la velocidad de los riffs vertiginosos con la que son lanzados, el juego de pies que produce su ritmo endiablado y sobre todo, la técnica exquisita con la que el grupo ha cuidado las combinaciones de melodías para lograr una victoria por K.O. técnico.
Las letras certeras y directas, la distorsión en las voces y ese poso entre lisérgico y animal de temas como “El fugitivo”, “El semental” o “Salvajes” recuerdan a Guadalupe Plata. La frescura y energía de “La máquina” o “Búfalo blanco” a aquel “Rojo Calor Fuego” de Lex Makoto. Las guitarras descarnadas, punzantes e hirientes que se elevan estratosféricas en “Vivos o muertos” o “El perro Jeffrey” os traerán a la mente al gran Tom Morello y al sonido “made in Rage Against the Machine”, algo que también sucede en “Hijo de puta”, broche final del disco que podrían haber firmado Molotov en su mejor momento de forma o los Def con Dos más incisivos. Qué coño, dejémonos de comparaciones. Este disco lo han hecho los putos Sexy Zebras y es una puta gozada.